'El alcohol es un excelente disolvente: disuelve familias pero no los problemas'
'El alcohol es un excelente disolvente: disuelve familias pero no los problemas'
Projecte Home ofrece desde hace dos años un programa dirigido a personas que padecen alcoholismo
«¡Aviso! El alcohol es un excelente disolvente. Disuelve familias, amistades, relaciones laborales, dinero, hígado y células cerebrales. Pero no disuelve los problemas». Ésta es la reflexión enmarcada que Juan, usuario del programa Ítaca, quiso regalar a Projecte Home. En poco más de veinte palabras, el mensaje resume lo que supone la adicción a la bebida en la vida de cualquier persona.
Con el fin de revertir la situación y con una única cosa que disolver, los problemas, hace dos años y medio Projecte Home puso en marcha Ítaca, una iniciativa enfocada al tratamiento de personas con dependencia al alcohol, una de las adicciones más difíciles de tratar y que afecta al 17% de los trabajadores, según datos del Observatorio Español de la Droga.
Ítaca es un programa de alta exigencia, en el que se parte de la abstinencia y el crecimiento personal. Según explica el psicólogo y terapeuta Francisco Antonete, antes de empezar la terapia es imprescindible hacer una valoración de cada usuario para conocer su recorrido con el alcohol y su nivel de deterioro físico, neuronal y social. Tras esta primera evaluación, se decide el tipo de tratamiento que se deberá seguir: ambulatorio o residencial.
El proceso, de un año de duración, se divide en dos fases. En la primera, se trabaja que cada persona mantenga la abstinencia y disponga de la contención necesaria para poder ir desgranando sus problemas y tomar conciencia de su alcance. «En el alcohol, a diferencia de cualquier otra droga, encontramos mucha negación de la realidad. El 90% de la gente que viene aquí lo hace por presión familiar y el 10% restante, porque existe una medida judicial sobre ellos o bien porque las consecuencias de su dependencia han sido tan graves que han hecho que se replanteen el consumo», arguye Antonete.
El programa Ítaca cuenta con una tasa de efectividad muy alta, cercana al 70%
De ahí que la primera fase del programa se centre en el reconocimiento del problema y en la identificación de situaciones asociadas a la bebida. «Las personas tampoco llegan aquí con el propósito de dejar de beber. Vienen con la idea de recuperarse, resolver los conflictos, pero seguir bebiendo con un patrón de conducta más adaptado», expone el terapeuta, quien incide en la importancia de tratar aspectos básicos como aprender a afrontar con éxito el deseo de consumir o las crisis que puedan padecer. Asimismo, en esta etapa inicial se intentan cambiar los hábitos perjudiciales y potenciar otros protectores, que hagan incompatible la ingesta de alcohol.
Una vez reconocida la dependencia, en la segunda fase se ahonda en la base real del problema. «Entendemos el consumo como un síntoma de conflictos personales. Si una persona ha dejado de beber durante un tiempo, pero no sabe gestionar su ansiedad, relacionarse o manejar los pensamientos negativos, tarde o temprano volverá a recaer», argumenta Antonete.
Para que esto no suceda, se hace una historia de vida de cada usuario para identificar los conflictos existentes y trabajar la parte afectiva, así como la resolución de los temas que les llevan al consumo de alcohol. «La bebida es un añadido más. Una vez se consigue erradicar el verdadero problema, ya no existe esa dependencia derivada de él, que les lleva a beber», aseguran desde Projecte Home.
Tras finalizar el tratamiento y recibir el alta, los usuarios pasan por una tercera etapa de seguimiento de seis meses, en la que continúan recibiendo apoyo terapéutico y, posteriormente, cuentan con la opción de acudir a los talleres que de forma regular organiza la entidad.
Joan, conversando con su terapeuta, Francisco Antonete.
«Cuando llegué al programa Ítaca no era una persona, sino una especie de despojo. No las tenía todas conmigo. Era reacia a venir a Projecte Home porque lo relacionaba con otro tipo de drogas y como un sitio religioso. Sin embargo, desde la primera entrevista tuve claro que con la ayuda de los terapeutas podría salir adelante, sin necesidad de ingresarme, como tenía previsto en un principio», explica María.
María empezó a beber con tan sólo seis años y no lo dejó hasta los 25. Después de casi dos décadas de abstinencia, el fallecimiento de un familiar la llevó nuevamente al consumo. «La muerte de mi padre fue como una bomba para mí y me refugié en lo que me había funcionado en el pasado, el alcohol. Tras reincidir, sentía vergüenza y quería salir por mí misma, pero no podía», narra la mujer, quien paradójicamente asegura que esa recaída ha sido lo mejor que le ha pasado en la vida. «Si yo no hubiera vuelto a beber, no hubiera llegado aquí y no hubiera podido crecer como persona como lo he hecho. Aquí me han enseñado a vivir la vida», remarca María.
Como ella, Manuel sigue acudiendo a Projecte Home, pese a que ya ha sido dado de alta. Su patrón de conducta respecto al alcohol es muy distinto al de María. En su caso, empezó a beber a la vez que la mili. Lo que se inició como algo social, poco a poco fue a más, hasta que con 29 años sufrió un 'delirium tremens' que le llevó al psiquiátrico. Allí fue donde tuvo su primera toma de contacto con las pastillas para evitar el alcohol.
«Yo he sido un alcohólico temporal. Cuando salí del psiquiátrico, estuve dos años sin beber, pero volví a probar de nuevo el alcohol y recaí. Me gustaba. Empezaba con poco, iba subiendo el consumo y cuando veía que podía perder el control, me tomaba una pastilla y estaba un año sin beber. Así he ido funcionado hasta ahora», cuenta Manuel.
Con la ayuda de los psicólogos y sus hijos no sólo ha conseguido desengancharse del alcohol, sino también de su adicción a las pastillas que tomaba para no consumir.
«He renacido viniendo aquí. Me gustaría que no hubiera alcohólicos, pero a todas las personas que beben les recomiendo que acudan a Projecte Home, tanto por el buen trato que nos dan como por la profesionalidad de los terapeutas», insiste.
Y eso hizo en julio del año pasado Joan, cuya dependencia al alcohol iba en aumento al tiempo que lo hacían sus responsabilidades laborales.
«Con 23 años ya ocupaba un cargo importante y para mí la bebida era algo social y rutinario. El tema empezó a agravarse a medida que iba ascendiendo. Me faltaba confianza a la hora de resolver los temas de la empresa y recurría al alcohol», cuenta Joan.
Su adicción no sólo iba interfiriendo en su trabajo, sino también en su matrimonio. Hasta que su mujer no le solicitó el divorcio él no tomó verdadera conciencia de su problema.
«Acudí a Projecte Home con el objetivo de recuperar a mi mujer, pero me he dado cuenta de que a quien debo recuperar es a mí mismo», relata el hombre, a la vez que reconoce que su paso por Ítaca le ha cambiado su forma de ver la vida. «Me he convertido en una persona generosa y solidaria. Ahora tengo muy claras cuales son mis prioridades», remarca convencido Joan.
Projecte Home Balears ofrece atención a personas con dependencia al alcohol tanto en Mallorca como en Menorca e Ibiza. En estos dos años y medio de funcionamiento, el programa Ítaca ha conseguido alcanzar una tasa de efectividad del 68%.
Comentarios
Publicar un comentario