ASÍ ESTÁ EL PATIO...
El consumo es un acto muy incentivado, precisamente en estas fechas, incluso el de las bebidas alcohólicas. La escasez de trabajo y la falta de actividad comercial nos hace pensar que todo vale para promover la venta de productos, entre los que se encuentran los licores y bebidas con alcohol.
Los vinos, cervezas y licores son buenos en su justa medida. La cruz de esta moneda, es la propensión de algunas personas a la enfermedad del alcoholismo, bien sea por abuso o sea porque su organismo es más débil para poner freno al consumo de cualquier bebida alcohólica. Lo que sí es cierto, es que el consumo de bebidas alcohólicas puede convertirse en una enfermedad crónica y producir efectos secundarios como la destrucción de familias, pérdida de empleo u otras causas entre las que no se descartan delitos. Hay personas que roban para continuar satisfaciendo su adición, mientras que otras ya se dedicaban a ello, previamente a adquirir la adición del alcoholismo.
Beber es un acto social bien visto, de tal manera que quien no consume alcohol en las fiestas nocturnas o las típicas reuniones navideñas puede ser visto como un «bicho raro». Según explica María Moya, trabajadora social de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca (Arsa) cuando la persona entra en el oscuro túnel del alcoholismo, los demás se apartan y lo dejan solo. Ahí es cuando entra en valor la actividad que ejerce la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca, que trabaja de la mano de la Unidad para el Tratamiento Ambulatorio del Alcoholismo de Salamanca.
Aunque, en la actualidad, esta asociación cuenta con 150 socios, las personas que se encuentran en tratamiento son 500, de las cuales, alrededor de 80 se incorporaron este año. Las bajas contabilizadas en 2013, suman medio centenar, entre abandonos y altas.
Con lo que, cada año, aumentan las personas con las que trabaja esta asociación que funciona gracias a la simbólica cuota de sus socios, las subvenciones de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento y gracias a un local de la Diputación de Salamanca donde está actualmente situado el Centro Específico de Primer Nivel para alcohólicos de Salamanca.
Entre 22 y 25 años
María Moya ha detectado un cambio en el perfil del alcohólico, que ha pasado a ser más joven, aumentando el porcentaje de mujeres, aunque sin superar al de hombres.
En lo que respeto a la edad de las personas que acuden a rehabilitarse, la mayoría tiene entre 35 y 45 años.
Destaca la presencia de jóvenes con edades comprendidas entre los 22 y los 25 años, no la mayoría, «lógicamente», aclara María Moya.
El cambio de formas de vivir y de beber también ha traído un nuevo hábito del consumo de bebidas alcohólicas, así, por ejemplo, antes se empezaba a beber más tarde y en menores cantidades. Ahora los casos suelen venir acompañados de otra serie de adicciones como la ludopatía o las drogas como el cannabis.
Las adicciones de hoy son mucho más peligrosas que las del pasado, pues la mayoría de las personas que sufren las consecuencias del alcoholismo han adquirido dicha adición, junto a otras mucho más peligrosas como es el caso de las drogas, y cuya mezcla produce unos efectos muy perjudiciales en las personas que las consumen.
Antiguamente se trataba de bebedores, generalmente de vino, pero que lo tomaban sólo, es decir, sin la mezcla tan peligrosa que se realiza en estos momentos.
Las personas con más de 55 años suelen podían beber ocho litros de vino, los de ahora suelen consumir 25 copas y dos gramos de cocaína o unos cuantos porros y al mezclar ambos están mucho más afectados, aunque lleven muchos años menos con la enfermedad adquirida.
En el caso de personas adictas al juego de azar o apuestas, los enfermos acuden a su vez a Asaljar para recuperarse.
Cuando el alcohólico se encuentra afectado por drogadicción, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca trabaja en colaboración con la Asociación salmantina para la Prevención y Readaptación de Enfermos Drogodependientes (Apared).
Este caso es el más abundante en los nuevos alcohólicos, con un 70%, además el rango social cambia, porque no es tan barata la adquisición de droga. O se trata de gente que tiene una situación económica buena o personas que roban para drogarse.
Según explica María Moya, los técnicos determinan cual es el tema de adición principal. Si el consumir alcohol lleva al paciente al consumo de la droga, entra en funcionamiento el protocolo de esta asociación, porque erradicando el consumo de alcohol, desaparecerá también el de drogas. Si es al contrario, entraría en acción Apared.
El alcoholismo es una enfermedad crónica que, habitualmente, no es detectada por el que la padece hasta que los demás no se lo hacen ver.
Pérdida de familia o trabajo
El paso de bebedor social a alcohólico es inadvertido por quien lo experimenta. Casi nadie es consciente de que ha pasado de ser un bebedor social a ser alcohólico. Es por ello que la persona que enferma suele acudir a rehabilitación, en la mayoría de los casos, llevado por otras personas (familiares o amigos) y, en la mayoría de las ocasiones, después de haber perdido mucho. Se llegan a percibir importantes pérdidas como la familia o el trabajo.
Un buen grupo de personas acuden a rehabilitación en los grupos de lunes o jueves, muchos de ellos no continúan con la rutina, pero, «los que respetan la cita semanal tienen muchas posibilidades de recuperarse», índica María Moya y explica que, «el 90% de las personas que acuden a esta actividad se recuperan». Pero el éxito del proceso es difícil ya que hay que tener en cuenta que la propensión a la recaída es muy grande, por lo que, aunque el alta se produce en una media de dos años desde el comienzo de la terapia, María Moya recuerda que una vez dados de alta, tienen que continuar asistiendo al menos tres veces por año, ya que se trata de una enfermedad crónica.
Según la definición de Alcohólicos Anónimos, el alcoholismo es una enfermedad progresiva que no puede curarse, pero que, al igual que otras muchas enfermedades, puede detenerse. Además se incide en que una vez que el alcoholismo se ha apoderado de una persona, no se puede decir que la víctima esté cometiendo una falta moral. En este estado , el alcohólico no puede valerse de su fuerza de voluntad, porque ya ha perdido la facultad de decidir si usa el alcohol o sí se abstiene de él. Lo importante es hacerle frente, aseguran los expertos.
Tratamiento
En Salamanca hay una unidad para el Tratamiento Ambulatorio del Alcoholismo (UTA). Según aparece reflejado en el Plan Regional sobre drogas de Castilla y León, las UTAS son el dispositivo de referencia ambulatorio para el tratamiento de los afectados por la dependencia alcohólica. A ellas se destinan los casos más complejos, menos motivados y todos aquellos que, por sus características o necesidades, desbordan las posibilidades de intervención de los recursos de su nivel asistencial.
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