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OBRA DE TEATRO: el conflicto está inmerso en una especie de nube de alcoholismo, palabrotas y malas maneras. Coloca a seres humanos en un espacio cerrado con una situación extrema, el alcohol, para poder echarse en cara sus verdades y liberarse así de una vida reprimida por las apariencias.

 

Duelo sobre el escenario

Duelo sobre el escenario

Duelo sobre el escenario

Obra: '¿Quién teme a Virginia Woolf?'

Autor: Edward Albee.

Intérpretes: Carmen Machi, Pere Arquillué, Mireia Aixalá y Ernest Villegas.

Versión y Dirección: Daniel Veronese.

Lugar: Gran Teatro de Córdoba.

Fecha: 18 de octubre 2013.

Lleno absoluto en el Gran Teatro para ver esta versión teatral de la obra de Edward Albee ¿Quién teme a Virginia Woolf? , dirigida por Daniel Veronese y protagonizada por Carmen Machi, Pere Arquillué, Mireia Aixalá y Ernest Villegas. No cabe duda de que Machi tiene tirón por aquello de la popularidad televisiva, aunque su trayectoria teatral desde que empezara en La Abadía nos lleva a más de treinta años atrás.

Antes de ocupar nuestra butaca para ver esta ¿Quién teme a Virginia Woolf? debemos olvidarnos de la versión cinematográfica del mismo título y de sus intérpretes (Burton y Taylor) ya que, siendo la esencia la misma, tiene poco que ver con la puesta en escena teatral. Albee presentó una dura crítica de la decadente sociedad americana de su tiempo y en la obra sitúa a los personajes en una intelectualidad universitaria. Veronese, sin perder ese trasfondo de entorno intelectual, acerca más a los personajes al público despojándolos de todo refinamiento y creando un ambiente en el que el conflicto está inmerso en una especie de nube de alcoholismo, palabrotas y malas maneras más propias y cercanas a una clase media a veces un tanto barriobajera. Coloca a seres humanos en un espacio cerrado con una situación extrema, el alcohol, para poder echarse en cara sus verdades y liberarse así de una vida reprimida por las apariencias.

En esta puesta en escena, George y Martha, sin dejar de mostrar la lucha psicológica entre ellos, presentan un duelo, en cierto modo ya orquestado por ellos mismos, que les permite sacar toda su escoria al exterior a través de la excusa del alcohol y con un carácter exhibicionista ante dos invitados al efecto.

La interpretación viene pues marcada por estas premisas. La pareja de invitados ayuda lo justo, y nada más, en un montaje difícil por la prácticamente permanente borrachera en la que nadan Martha y George, que debe compaginarse, a través de este texto de alto contenido dramático, con los argumentos y motivos de sus razonamientos profundos y lúcidos que destapan sus conflictos ocultos. Efectivamente, hay momentos en que Machi se aparta de esa nube etílica y salta por encima de esa realidad; su borrachera se diluye y casi desaparece para dejar paso al otro yo paralelo de la Martha que vomita todas sus recriminaciones. Buena interpretación de Carmen Machi, que tiene el hándicap de la rémora cómica del personaje televisivo. Arquillué logra una gran interpretación mientras mantiene el duelo verbal e ideológico del personaje que incorpora sin alejarse del estado etílico en que debe encontrarse, aunque a veces se deje arrastrar.

La obra mantiene un muy buen ritmo para mezclar las historias que en el fondo constituyen el trágico juego que se muestra en el escenario. Se hace extraño encontrarnos en esta obra dramática, en la que la ironía más acerada se clava en los personajes, con una respuesta de buena parte del público, que ríe como si de una comedia se tratara los argumentos trágicos del texto. Lo que ciertamente no tiene argumentos es, por enésima vez, el sonido de un teléfono móvil en el patio de butacas. Esta falta de civismo sí tiene un nombre, aunque aquí no deba reproducirse.

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