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Carlos, 33 años: "Salía a tomarme una cerveza y amanecía en una casa de alguien que no conocía"

 

Carlos, 33 años: "Salía a tomarme una cerveza y amanecía en una casa de alguien que no conocía"

 
  • La droga que más adictos lleva a terapia ya no es la coca ni la heroína es el alcohol.
  • El 41% de los asistidos en Proyecto Hombre en 2012 fue por adicción al alcohol.
  • Hablamos con adictos en proceso de dejar el alcohol, la cocaína y el cannabis.
Tres miembros de Alcohólicos Anónimos, delante de la sede central en Madrid.
Tres miembros de Alcohólicos Anónimos, delante de la sede central en Madrid.
Jorge París

El perfil de la persona drogodependiente está cambiando con los tiempos. El observatorio de Proyecto Hombre ha elaborado un informe, con los datos de asistencia de 2012, y el alcohol irrumpe como la primera sustancia que lleva a los adictos a pedir ayuda. Por detrás están la cocaína, la heroína y el cannabis. Entrevistamos a varios adictos, que lo están dejando.

Montse, Carlos y Ángel, tres alcohólicos en recuperación

En los 100 metros que separan el cruce donde deja el taxi de la sede central de Alcohólicos Anónimos (AA) en Madrid hay cuatro bares. En el modesto local de la asociación, que acaba de soplar 78 velas,  reciben Ángel, 62 años, al pie del cañón contra la bebida desde hace treinta, Carlos (33 años), dos libre de alcohol, y Montse (52 años) y seis meses sin probar gota.

En una de las salitas donde realizan las terapias de grupo, Montse y Carlos confiesan cuál fue su "suelo emocional", el momento en que dijeron basta. Montse consumía alcohol a diario, empezaba con los vinos a mediodía y después de la comida iba a whisky. "Llegaba a casa  y no quería ni ver a mis hijos. Me iba directa a dormir, para esconderme. La angustia que sentía cuando me levantaba hacía que volviera a beber". Carlos explica que su "momento" fue cuando descubrió "que salía a tomarme una cerveza y amanecía en una casa en la que no conocía a nadie, bebía solo y regresaba a casa tres días después".

Ángel matiza que no todo el mundo que bebe es un alcohólico, pero que todos los alcohólicos dependen del alcohol. Lo toman como recompensa de las alegrías y para ahogar los enfados. Y se consideran "enfermos". Tomar conciencia de que no era "un vicioso" sino "un enfermo" fue para Carlos una de las claves para conseguir afrontar su recuperación, un proceso que no es fácil. Montse y Carlos saben lo que es tener una recaída. "Es que no era su momento", justifica Ángel.

Alcohólicos Anónimos tiene 77 grupos operativos en Madrid, más de 800 en toda España. Cada vez les llama  gente más joven y más mujeres. También son populares entre los inmigrantes. El grupo para ellos es una extensión de la familia. "Lo que le sucede a uno nos preocupa a todos", resume Montse.

Thank you for watching

Ángel se despide pidiendo que se traslade el mensaje de que "un alcohólico que deja la bebida y su obsesión puede hacer una vida normal. Porque está protegido". Su lema es que hay que decir "no" a la primera copa, "porque así no entrarán el resto en cadena".

E. 40 años (alcohol y cocaína) "Es igual de problema consumir un gramo que cinco"

"Volví hace año y medio a consumir por un problema laboral. Una denuncia de Sanidad me cerró el negocio. Me quedé en la ruina, toda la inversión que había hecho, la perdí. Entonces salía a los bares de mi pueblo y primero empezaba con el alcohol y a la tercera cerveza ya buscaba la cocaína. Siempre fui un consumidor social, no era de los que más se metían, pero es el mismo problema se tome un gramo o diez. Cada vez las resacas pesaban más. Era incapaz de centrarme en hacer nada durante días. Tenía un sentimiento de culpa muy grande. Pensé que era una porquería. Llegué a pensar en quitarme de en medio. Entonces me decidí a pedir ayuda. Llevo un mes y medio en tratamiento. Voy a un grupo de Proyecto Hombre dos días en semana.

Estoy muy contento, debí haberlo hecho antes, por mi hija. Hace dos meses que no voy a los bares y ninguno de mis antiguos amigos me ha llamado por teléfono. Nadie me ha echado de menos, así que tampoco me he perdido nada. Estoy aprendiendo a saber por dónde no tengo que ir. He dejado el alcohol, porque era lo que me incitaba a consumir cocaína. Ahora me pido 'fantas' y en vez de en el bar, me siento en la heladería con mi hija".

Heroinómanos en tratamiento "El elemento de peligro para la recaída, las amistades"

Son cuatro, son hombres y son andaluces. Entraron en la heroína buscando sensaciones nuevas y evasión de la realidad. Y en el camino probaron todas las sustancias. Son policonsumidores. Fuman heroína, esnifan cocaína (a veces las mezclan), consumen cannabis y beben alcohol. Tienen entre 28  y 50 años. Llevaban consumiendo de 5 a 20 años antes de pedir ayuda para desintoxicarse, un paso que dieron bajo presión familiar. La mayoría abandonó los estudios y solo uno de ellos mantiene el trabajo, aún no se explica cómo, pues sus relaciones eran malísimas durante sus épocas de gran enganche.

A pesar de estar en tratamiento desde hace 6 meses los que menos y cuatro años los que más, todos se dan algún "homenaje" —de cuando en cuando— con alcohol y cannabis. Alguna vez coca. Sobre todo si no consiguen esquivar a "los amigos de siempre". Pero algunas veces van tan mal que tienen accidentes serios y ponen en peligro sus vidas. Esos momentos críticos les recuerdan que no deberían repetir "el pedo". Pero el elemento de peligro está ahí. Son las amistades. Se juntan y vuelven a caer. La familia ejerce de contrapeso, de soporte. Sobre todo las madres son las que luchan más por su recuperación.

A. 38 años (alcohol, cannabis y cocaína) "Lo que más echo de menos es el cannabis"

"Empiezo a consumir, lo típico, en la mili, los porros. Empiezo por diversión, tomo alcohol y pruebo la cocaína porque es más guay y sienta mejor. Y hasta ahora. Por mera diversión. Llevo veinte años de consumo, de alcohol, de cannabis y cocaína. Y de forma esporádica éxtasis o LSD. Darse cuenta de que no es algo bueno, sino un abuso es algo que se hace muy difícil. Me lo empiezo a plantear por el tema económico. La cocaína es una droga muy cara.  Me gastaba la semana 100 o 150 euros en drogas. Entonces empiezas a tener faltas en el trabajo, a dejar de ingresar dinero.

Encima, ves que los amigos se van dedicando a sus familias, a sus hijos y tú te quedas enganchado y sabes que algo no va bien. Había intentado ir a la unidad de conductas adictivas de Toledo. Pero están desbordados, el tema público ya se sabe como está. Me daban cita para mes y medio después. Eso no era para mí. Llegué a Proyecto Hombre por recomendación de mi expareja la semana pasada. Llevo sin ponerme desde el 11 de mayo. Lo que más echo de menos es el cannabis, es la droga de la que menos estaba convencido de mi adicción.  A mi alrededor mi grupo de amigos bebe, y ya sabemos como está el alcohol de bien visto, pero les he explicado que estoy en Proyecto, me apoyan mucho y de momento intento que las reuniones sean con menos gente.  Tengo un par de amigos con los que sé que no puedo juntarme. Entre mi familia, mi gente y el grupo de Proyecto Hombre estamos haciéndome una coraza.

Mi familia está contenta. Yo les veo bien a ellos y ellos a mí. He pasado de estar hundido a estar más o menos bien. Veía que no podía dejarlo, pero que no me sentaba nada bien. Me hacía estar muy triste, no querer ver a nadie. Y no me dejaba aconsejar. No quería que me lo mentaran. Te pones como gato panza arriba y no te dejas. De momento no siento ansiedad. Llegué con poca esperanzas puestas sobre mí y ahora sí me veo sin consumir y disfrutando de la vida. Tengo que cambiar todos lo hábitos, esto acaba de empezar. Tengo una niña de cinco años que cuando me tocaba quedármela el fin de semana se la dejaba a mi madre para irme al bar. Eso a cambiado. Estoy con ella al 100%. Espero seguir así".

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